Bueno, aparentemente las cosas van mejor de lo que parecen. Tantalegria está en marcha. Es un hecho, un objetivo, que el último fin de semana usted lector pueda ver el resultado del trabajo. Estamos avanzando con la obra, con los recursos técnicos, con la producción y con todo lo que se necesita para hagamos un momento de catarsis teatral.
Las coreos están casi listas, falta la de Pablo con Ángela que es la más complicada, la más dinámica, la más bailable, la más alegre, la más flashdance, la más Olivia Newton Jhon. A veces cuando estamos ensayando me doy cuenta de que somos como gorgojos en arroz húmedo, abierto en una alacena, que necesitamos movernos por todas partes, que nos miramos diciendo que lo estamos logrando de apoco, con esfuerzo, con dudas y con ganas. Pero sobre todo tranquilos y sacados, exacerbados y meditando poco a poco cada cosa. No me gusta pensar, me gusta hacer, pero a veces necesitamos ponernos de acuerdo.
Tengo la sensación de que en algún momento esto va ser muy America Tv, esa cosa gronchosa, decadente y mortadelaria que se convierte en algo raramente interesante… No vamos a saber si esto que estamos haciendo va a funcionar hasta que digamos, tal día, a tal hora se estrena Tantalegria en el Centro Cultural Alternativo. Mientras, es todo una nebulosa, es como estar borracho sin haber tomado una sola gota de alcohol, es como estar en una rave rodeado de gente que toma pastillas de diseño y mucho agua, agua, agua, como un peceto confundido entre puchero en una carnicería atendida por un señor apodado Tito, como buscar tu cepillo de dientes y que ya no esté.
Tantalegria… Es un lugar, es una situación en la que unos cuentos individuos asisten a una absoluta mentira. A un intento inútil de encontrar motivos para ser felices. A la intimidad pública de seres en decadencia, inútiles y de aura deforme. Por que en definitiva los problemas de la alegría rondan la materialidad del alma…
Sigo con Pinedo, esa es la pared de la habitación...
Cheche…
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